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sobre la anorexia nerviosa

La anorexia es un desorden alimenticio que provoca que los individuos presenten un peso inferior al recomendado según su edad y altura, mayormente debido a una pérdida de peso excesiva.

Descripción general

La compleja enfermedad de la anorexia nerviosa es un trastorno alimentario que se caracteriza por la baja masa corporal, el miedo desmedido a aumentar de peso y una percepción distorsionada del mismo. Las personas afectadas por esta afección se obsesionan con su figura y peso, y están dispuestas a realizar sacrificios extremos que a menudo interfieren en su vida diaria.

Las personas que padecen anorexia suelen llevar a cabo prácticas extremas para controlar su peso, como restringir severamente la ingesta de alimentos. Además, pueden recurrir a comportamientos peligrosos como provocar el vómito, abusar de laxantes, diuréticos o enemas. También es frecuente que realicen excesivas sesiones de ejercicio para seguir perdiendo peso. Sin embargo, independientemente de la cantidad de peso que pierdan, la anorexia evidencia un problema emocional más profundo, y es una forma poco saludable y en ocasiones incluso mortal de enfrentarlo.

En realidad, la anorexia no se reduce a una mera cuestión alimentaria. Se trata de un mecanismo extremo y perjudicial para lidiar con problemas emocionales subyacentes. Las personas con anorexia asocian erróneamente la delgadez con su autoestima, llegando a creer que su valor como persona está determinado por su peso.

Síntomas

Los síntomas físicos de la anorexia nerviosa están relacionados con la inanición

. Este trastorno también incluye problemas emocionales y conductuales asociados con una percepción irreal del peso corporal y con un temor muy intenso a aumentar de peso o a engordar.

Detectar los signos y síntomas puede ser complicado

, ya que la noción de peso corporal bajo varía para cada persona, y algunas pueden no parecer extremadamente delgadas. Además, las personas con anorexia suelen ocultar su delgadez, sus hábitos alimentarios o sus problemas físicos.

Algunas personas con anorexia experimentan episodios de atracones y purgas, similar a lo que sucede en la bulimia. Sin embargo, las personas con anorexia luchan principalmente contra un peso corporal anormalmente bajo, mientras que las que tienen bulimia suelen tener un peso normal o incluso superior al normal.

Causas

La anorexia nerviosa continúa siendo un enigma en cuanto a su origen, aunque se cree que los aspectos sociales desempeñan un papel fundamental. Según Ana González Pinto, quien ostenta el cargo de presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (Fepsm) y es jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Álava, este trastorno tiene una raíz multifactorial que involucra lo biológico y lo psicosocial. En otras palabras, existe una estrecha relación entre ambos elementos.

Diversas investigaciones apuntan hacia la influencia de los factores sociales en el desarrollo de la anorexia nerviosa. Desde una perspectiva más amplia, se considera que los modelos de belleza y los estereotipos de delgadez promovidos por la sociedad pueden tener un impacto negativo en la percepción del propio cuerpo y en la salud mental de las personas. Además, se ha observado que ciertos eventos traumáticos como el acoso escolar o la presión familiar también pueden desencadenar este trastorno.

Sin embargo, es importante destacar que la anorexia nerviosa no se puede atribuir únicamente a factores externos, ya que también existen causas biológicas implicadas. Los desequilibrios químicos en el cerebro y la predisposición genética juegan un papel importante en su aparición. Por esta razón, se considera que la anorexia nerviosa es una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales.

Ante esta realidad, es crucial abordar la anorexia nerviosa de manera integral, reconociendo y tratando tanto los factores biológicos como los psicosociales. Es necesario fomentar una mayor conciencia y educación sobre los trastornos alimentarios para promover una sociedad más inclusiva y saludable. Además, es fundamental brindar un apoyo emocional y terapéutico adecuado a quienes padecen de anorexia nerviosa, para ayudarles a recuperar su bienestar físico y mental. Solo así se podrá hacer frente a esta compleja y grave enfermedad.

Diagnóstico

El diagnóstico de anorexia nerviosa se realiza habitualmente a partir de la importante pérdida de peso y de los síntomas psicológicos propios de esta enfermedad.

Suele tratarse de una adolescente que ha bajado como mínimo un 15% de su peso corporal, tiene miedo a engordar, ha dejado de tener el período menstrual, se niega a reconocer su enfermedad y aparenta estar sana.

Tratamientos

"Noelia Olmo destaca la importancia de un enfoque multidisciplinar en el tratamiento, que incluye a diferentes profesionales, como psiquiatras, psicólogos, dietistas-nutricionistas, endocrinólogos, enfermeras y trabajadores sociales.

El primer paso consiste en una valoración del estado general del paciente, con análisis de sangre y control del peso, para detectar posibles alteraciones significativas. A continuación, se inicia la terapia psicológica, que se centra en establecer un vínculo empático con estos individuos, ya que, según la psiquiatra, "han sufrido una ruptura a nivel vital".

El equipo médico trabaja en conjunto con los pacientes para abordar el rechazo a su imagen y ayudarles a recuperar el peso y adoptar hábitos alimenticios saludables, con el objetivo de reducir el riesgo de muerte asociado a la desnutrición. También se involucra a la familia en este proceso, ya que su apoyo resulta fundamental.

Síntomas

Las personas que sufren de anorexia pueden restringirse en gran medida la ingesta de alimentos, o bien comer y luego provocarse el vómito. Estos son algunos de los comportamientos comunes relacionados con esta enfermedad:

  • Control excesivo de la alimentación: las personas con anorexia suelen tener un control obsesivo sobre lo que comen, limitando la cantidad de calorías y controlando minuciosamente el contenido de grasa de los alimentos.
  • Miedo a ganar peso: uno de los síntomas principales de la anorexia es el miedo intenso a aumentar de peso, lo que lleva a la restricción de la ingesta de alimentos.
  • Distorción de la imagen corporal: las personas con anorexia suelen tener una percepción distorsionada de su cuerpo, viéndose a sí mismas como sobrepeso o con problemas de peso incluso cuando están extremadamente delgadas.
  • Uso de laxantes o diuréticos: algunas personas con anorexia también pueden recurrir al uso de laxantes o diuréticos para controlar su peso.

Además de estos comportamientos relacionados con la alimentación, las personas con anorexia también pueden mostrar otros signos físicos y emocionales:

  • Pérdida de peso drástica: una de las señales más evidentes de la anorexia es una pérdida de peso significativa y rápida.
  • Aparición de vellos corporales: algunas personas con anorexia pueden desarrollar vello fino y suave en diferentes partes del cuerpo, como los brazos o el rostro.
  • Sentimientos de culpa y vergüenza: las personas con anorexia a menudo experimentan una gran cantidad de emociones negativas relacionadas con la comida y su cuerpo, como sentimientos de culpa o vergüenza por comer.
  • Cambios en los niveles de energía: como resultado de la restricción de alimentos, las personas con anorexia pueden verse afectadas por cambios en sus niveles de energía y fatiga constante.

Si sospechas que tú o alguien que conoces está lidiando con la anorexia, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental para recibir el tratamiento adecuado.

Tratamiento

El mayor desafío en la recuperación de la anorexia nerviosa es lograr que la persona reconozca su enfermedad. A menudo, quienes padecen este trastorno alimentario niegan su condición y solo buscan ayuda cuando su situación es grave.

El objetivo principal del tratamiento es restaurar el peso corporal adecuado y establecer hábitos alimentarios saludables. Se considera seguro alcanzar un aumento de 1 a 3 libras (lb) o de .5 a 1.5 kilogramos (kg) por semana.

El camino hacia la recuperación es largo y difícil. Requiere un trabajo intenso de la persona afectada y su familia. Se pueden emplear distintas terapias hasta lograr controlar el trastorno.

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